Encontrar un sitio donde abrir el portátil sin sentir miradas de odio es complicado, más en plena zona de altos vuelos turísticos de la ciudad de Barcelona. Algunos cafés ponen enchufes, pero no Wi-Fi, otros tienen Wi-Fi pero te vigilan el tiempo con reloj de camarero. Y luego está Espai Nu.
Este restaurante de Barcelona ha decidido abrazar a los usuarios de ordenador (otros habitantes habituales de la zona), pero con normas claras que generan un win-win. Puedes sentarte, trabajar, incluso responder mails importantes y atender a llamadas ejecutivas o banales siempre y cuando pidas algo. No se puede ocupar mesa sin gasto.
El horario también es limitado y se le llama laptop free: de 9 a 13 horas, antes del ajetreo de los almuerzos. Un pacto entre la productividad y el negocio. Ellos ganan clientes, tú ganas un sitio con buena luz, buena conexión y cierto nivel de paz.
Diseño contemporáneo y silencio relativo
Espai Nu está decorado con madera clara, bancos de líneas limpias y plantas bien cuidadas. No es una biblioteca, pero tampoco un Starbucks en hora punta. Tiene ese equilibrio entre diseño y funcionalidad que convierte el lugar en un co-working informal, sin ataduras.
Tampoco se trata de pedir un café aguado y estirarlo tres horas. Aquí todo se sirve con intención: bollería cuidada, café bien tirado, zumos naturales... El gasto mínimo, al menos, vale la pena. Es una consumición mínima para una mañana agradable mientras se trabaja.

Además, pocas cosas matan más la productividad que un Wi-Fi intermitente. En Espai Nu eso no pasa. Los enchufes están donde tienen que estar y el Wi-Fi no se corta a la media hora como en otros cafés que juegan al escondite digital.
El horario restringido ayuda: no hay turistas ni ruidos. La clientela es tranquila, profesional, y sabe lo que va a hacer. Una especie de pacto silencioso que mejora el ambiente, transformándolo en un lugar con acento de monasterio.
Ahora bien, cuando se acaba el horario de trabajo, Espai Nu funciona como restaurante de cocina fresca y mediterránea, con una propuesta que también invita a la pausa tras rendir toda la mañana. Pero esa es otra historia. Aquí lo que importa es que de 9 a 13 puedes enviar informes con café bueno y sin remordimientos.
Ni coworking de pago ni bar de batalla, este local es un híbrido funcional para quienes necesitan trabajar fuera de casa con condiciones humanas. Sí, hay que consumir. Pero a veces, el mejor espacio también cuesta un croissant.
Foto | espainueixample
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