Joana Costa
EditorA primera vista, las margaritas parecen un toque bucólico sobre el césped. Una estampa digna de postales o cuentos infantiles. Pero detrás de su candor floral se esconde una señal menos alegre: el estrés del césped.
Su aparición suele celebrarse como un guiño a la naturaleza libre, al jardín sin pesticidas. Sin embargo, cuando brotan en cantidad, las margaritas revelan desequilibrios ocultos en el suelo, como un grito verde de auxilio.
La ironía es que muchos las dejan crecer por estética, sin saber que su presencia persistente indica que el césped está perdiendo su vitalidad. Pueden parecer decorativas, pero en jardinería son el canto del cisne.
Prosperan en la pobreza
Las margaritas (Bellis perennis) prosperan en suelos pobres, compactados y con escasa actividad biológica. Es decir, aparecen cuando las condiciones no son óptimas para el césped. Su resistencia es su fortaleza y tu advertencia.
Además, estas flores compiten por nutrientes con la hierba. Aunque no sean agresivas como otras especies invasoras, su densidad puede impedir que el césped crezca de forma uniforme, dejando zonas irregulares y menos densas.
Un césped saludable rara vez da lugar a una proliferación masiva de margaritas. Para prevenirlas, es clave airear el terreno al menos una vez al año, aplicar abono orgánico y revisar el pH del suelo. Un terreno ácido las favorece.
También conviene cortar el césped a la altura adecuada: ni muy corto, que favorece su propagación, ni muy largo, que debilita el césped. La altura ideal está entre 4 y 5 centímetros, dependiendo del tipo de gramínea.
El riego debe ser profundo pero espaciado, para evitar raíces superficiales. Las margaritas toleran bien la sequía y ganan terreno cuando el césped sufre. Su presencia continuada es un síntoma de descuido más que un accidente estético.
Fortalecer el ecosistema
Aunque arrancarlas manualmente puede ser una solución temporal, sin mejorar el suelo volverán a aparecer. La clave está en fortalecer el ecosistema del jardín, no en eliminar síntomas sin tratar la causa.
Así que la próxima vez que veas margaritas decorando tu césped, recuerda: no están ahí para adornar, sino para avisarte de que algo va mal bajo tus pies.
Foto | Maria M y Aaron Burden
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